Desde inicios de la pandemia a causa de la COVID-19, los agentes económicos han sido protagonistas de distintos escenarios, los mismos que han afectado de manera global, algunos teniendo mayor repercusión que en otros. Según las nuevas proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Producto Bruto Interno global ganará este año 3,1%, casi un punto menos de lo que se estimó en enero. La inflación, en tanto, avanzará una media de 6,7% impulsada por los precios de los alimentos y la energía. El deterioro incluye a los motores económicos: Estados Unidos, China y la Unión Europea.
Con una recuperación económica muy lenta y que, según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, ha disminuido el porcentaje de perspectivas de crecimiento global para el presente año. Siendo en la actualidad los distintos indicadores macroeconómicos, no esperados para alcanzar las proyecciones establecidas.
Con una inflación galopante, que día a día viene afectando directamente a países en vías de desarrollo y refleja en millones de personas a vivir por debajo de la línea de pobreza, nos resultante preocupante ya alarmante visionar un posible escenario de hambruna, que hoy han encendido las alarmas a nivel mundial de hambruna.
Según el último reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en territorio nacional, la inflación anual en el mes de mayo alcanzó el 8.78%. Lamentablemente debido a que nuestro país presenta una estructura económica desigualitaria, hemos enfrentado simultáneamente continuos factores, en su mayoría globales, los cuales han impactado en los precios al público. Por otro lado, el factor externo aún latente, la guerra entre Rusia y Ucrania ha afectado constantemente al sistema económico a nivel mundial. En este periodo muchos peruanos perdieron su empleo, aumentó el porcentaje de deserción escolar, se incrementó el empleo informal, inflación a nivel internacional y para empeorar la situación la inestabilidad política e incertidumbre del país, ha generado que estemos hoy frente a una crisis socioeconómica.
Actualmente estamos presenciando una situación preocupante, la cual es el incremento de los precios y escasez de los insumos agrícolas a nivel mundial, específicamente de los fertilizantes sintéticos como la Urea, siendo está la más afectada; el fosfato de diamónico; nitrato de amonio y fosfatos, entre otros. Los cuales son indispensables para la productividad agrícola en nuestro país. Todos ellos son importados mayormente de Rusia y China, por lo que nos vemos afectados, ya que los problemas bélicos que hay entre Rusia y Ucrania han restringido las exportaciones de estos insumos, agregándole el aumento de los fletes marítimos, y el acaparamiento de estos insumos en los países con mayor poder económico.
Esta crisis se ve reflejado en los bolsillos de los peruanos, ya que hemos podido presenciar el alza de los precios de algunos productos de consumo diario, de la canasta básica familiar.
Y se ha pronosticado que para el segundo semestre del año y el primer semestre del 2023, esto se agrave si no se toman las medidas eficientes e idóneas para enfrentarla, ya que el precio de los fertilizantes se está triplicando, lo que genera que los costos de producción sean mayores, o en muchos casos que no se puedan cubrir, por lo que los productores optaron por reducir significativamente su producción, e incrementando los precios considerablemente, entre los productos que mayormente serán afectados serían el arroz, la papa, el maíz y el limón que son productos básicos en la canasta familiar, entre otros. Esta crisis de precios y escasez afectaría toda la cadena productiva económica. Es decir, los ganaderos en algunas partes del país también han optado por rematar y reducir la crianza de ganado como el de vacas, en consecuencia, tendremos menor producción de leche y derivados. Todo ello conlleva a una posible escasez de alimentos, según menciona la FAO que pronostica que más de los 15.5 millones de peruanos serían afectados frente a una posible crisis alimentaria.
Está situación inició en los primeros meses del 2021, donde el precio de la urea pasó de 65, a 70 y 210 soles en diciembre, esto fue alertado por el gremio de agricultores, que con los equipos técnicos del ministerio de Economía y Finanzas y el ministerio de Agricultura y Riego, tomaron algunas medidas para enfrentar esta situación, pero la pregunta es ¿qué tan eficientes han sido para proteger el bolsillo del peruano y sí se logrará con ello evitar lo pronosticado? Una de las opciones que se ha planteado a sido aumentar la producción de guano de Isla cuyo fertilizante es utilizado en algunas zonas, pero es realmente muy poca la producción para cubrir la demanda que mercado necesita, como para considerarlo como sustituto perfecto, también se optó por dar un bono de alrededor de 350 soles a los productores, pero siendo realistas el sistema que manejamos debido a la informalidad y poca transparencia, lo cual se debe mejorar en nuestro país no ha garantizado que este subsidio haya contribuido para la producción agrícola, y considerando que los precios se han incrementado en más del 150% realmente no se puede afirmar que haya sido una medida eficiente.
El Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI) ha dispuesto de 348 millones de soles el 20 de mayo para adquirir fertilizantes en los mercados internacionales enfocándose en adquirir fertilizantes como la Urea, los cuales serán repartidos ya sea por organizaciones de productores o individuales según los requisitos que cumplan, una acción muy tardía considerando que desde inicio del 2021 se enfrenta este problema, además de ello una cantidad que no cubre las necesidades de los productores según menciona el ministro de agricultura, y lo que preocupa la distribución de estos insumos que sea realmente transparente y equitativa, evitando lo que se ha visto en nuestro país la corrupción e intereses personales.
Por otra parte, el MIDAGRI impulsará la utilización de fertilizantes orgánicos para atender las necesidades de los pequeños productores, especialmente de la agricultura familiar, este proceso alternativo que sugiere es considerable a largo plazo ya que es necesario educar e instruir a la población, además de ello debemos tener en cuenta que al reducir el uso de los fertilizantes sintéticos la productividad se reduce generando menos producción. Mientras tanto a corto plazo el bolsillo del peruano se ve afectado por el incremento de los precios de los productos de la canasta básica, repercutiendo más en aquellos peruanos que están por el umbral de la pobreza, es necesario que el gobierno muestre mayor capacidad para ejecutar medidas para amortiguar los efectos de esta crisis. Una carrera de vital importancia para ayudar a los agricultores de los países más afectados.
Nos encontramos en un riesgo latente que la solución escapa de nuestras manos, sin embargo. Es menester del Ejecutivo en ser minucioso y objetivo en cada una de las medidas focalizadas a favor de los sectores sociales de menores recursos. Del mismo modo priorizar soluciones en materia de subsidios, tales como el correcto manejo del valor del vale de descuento del Fondo de Inclusión Social Energético (FISE). En cuanto a las familias, es necesario priorizar sus gastos, como también ser cautelosos en cuanto a endeudarse en moneda extranjera, específicamente el dólar, dada que su volatilidad, finalmente a aquellas familias con excedentes es recomendable a invertir en activos. Manejar de manera racional cada sol, será de vital importancia hoy en día.