En 1958, el economista neozelandés A. William Phillips, encontró que, según la data histórica de Inglaterra, a medida que el salario variaba positivamente, el desempleo se reducía, lo mismo sucedía de forma opuesta. Posteriormente esta relación empírica fue formalizada como la relación inversa entre la inflación y la tasa de desempleo. Dado que los salarios se mueven en conjunto con el nivel de precios, la variación del salario sería equivalente a la inflación, de allí es que parte la famosa Curva de Phillips.
Esta relación cobró gran importancia en la formulación de políticas macroeconómicas: si el gobierno quería mantener una tasa de desempleo baja, lo que debía hacer era centrarse en mantener una inflación más alta. Si bien esto resultó ser un trade-off ya que la inflación impacta negativamente en los hogares, los gobiernos tomaron como verdadera esta relación y aceptaron cierta inflación a cambio de minimizar el desempleo.
En ese tiempo, una corriente económica distinta se opuso a la curva de Phillips. Estos fueron los monetaristas. Ellos afirmaban que la curva de Phillips era una relación únicamente de corto plazo, pues en el largo plazo la inflación no alteraría a la tasa de desempleo. Esto se debía a que, según su teoría, en el largo plazo la tasa de desempleo se iguala a la tasa “natural” de desempleo. Por lo tanto, no importa cual sea el nivel de inflación, en el largo plazo el desempleo siempre será independiente a esta.
En la década de 1970 la relación expresada mediante la curva de Phillips deja de ser cierta. Como resultado del periodo de esta inflación, se habían alcanzado altos niveles de inflación, pero al mismo tiempo, por la pérdida de la actividad económica, el desempleo había aumentado. Gráficamente, el conjunto de datos a través de los años ya no formaba una curva, sino más bien una nube de puntos. Con este hecho se demostró lo que los monetaristas afirmaban: la curva de Phillips era una relación de corto plazo.
En el corto plazo, sin embargo, la relación se mantenía en la mayoría de las ocasiones. Es cierto que con el pasar de los años se han encontrado periodos en los que la realidad no se ajusta a la teoría, no obstante, esto casi siempre es explicable por fenómenos anormales. Hay un consenso general sobre la veracidad de la curva de Phillips para como relación base, presente en periodos sin alteraciones mayores.
En la actualidad, la curva de Phillips dista de la inicial. Ahora las variables que la componen son la inflación y la brecha del producto. Esto es factible porque, según la ley de Okun, existe una relación negativa entre el desempleo y la producción. Esta nueva representación es más útil para comparar los efectos del mundo nominal (inflación) sobre el mundo real (brecha del producto).