Intervención del Estado en el Mercado: ¿Por qué regular?

En el país, escuchar las palabras “Estado” y “Regulación” nos transporta a una mala época de nuestra economía donde se estableció el control de precios, un instrumento regulatorio que todo peruano debe tener claro que fue un absoluto fracaso, ocasionando un grave desabastecimiento de bienes básicos ( de ahí las “nostálgicas” largas colas para conseguirlos ) y una tasa de pobreza de 55.1% en 1991. Sin embargo, hay que tener claro que los instrumentos regulatorios que puede aplicar el Estado conlleva a muchas más alternativas muy distintas que solamente un control de precios, ya que responden a las fallas de mercado que hay en nuestra sociedad. 

¿Qué es regular? Según Barrantes (2019) “es la intervención de un tercero con poder de coerción (el Estado) en el mercado con el objetivo de maximizar el bienestar social (suma del excedente del consumidor y productor)”. Por lo tanto, el objetivo concreto de toda regulación es reducir la pérdida de eficiencia social y restaurar, hasta donde sea posible, el resultado que se obtendría si el mercado estuviera funcionando como en competencia perfecta ( la equidad social). 

Comprendemos que es la regulación, pero aún no sabemos cuál es la justificación para aplicarla, aún no conocemos ¿Por qué regular? La respuesta es concreta y se resume en resolver las fallas de mercado. Según Barrantes (2019) “Las fallas de mercado ocurren cuando alguno de los supuestos del modelo de competencia perfecta no están vigentes y el mercado, dejado por sí solo, arrojará un resultado que genera una pérdida de la eficiencia social”. 

¿Por qué el Estado debe resolver las fallas de mercado? Para responder a ello, es importante los 2 teoremas de la teoría del bienestar social. El primer teorema responde a la eficiencia, donde afirmamos que siempre que existe un equilibrio de mercado, es decir la eliminación de excesos de demanda y oferta, las cantidades transadas corresponden a un óptimo de Pareto. El segundo teorema responde a la equidad, donde cualquier asignación de los recursos eficiente en el sentido de Pareto puede alcanzarse por medio de un mecanismo de mercado con la debida redistribución de las dotaciones iniciales.

En conclusión, cuando el Estado realiza una intervención tiene la intención de restaurar la eficiencia perdida generada por una falla de mercado o también restaurar la equidad generada por una desigual distribución de dotaciones iniciales, es donde dependerá del nivel de intervención y la característica de las fallas o disfunciones del mercado que tendrán como respuesta la aplicación de un instrumento regulatorio con el fin de maximizar el bienestar social.